Parece que Distrito Federal tiene escondido en sus barrios mágicos sorpresas inesperadas.....Nos intrigaban las montañas que lo rodean...investigamos un poco y en el barrio de Santa Maria Magdalena de Atlitic, aparte de la típica iglesia con su convento, que ya no es convento sino que cumple otras funciones, se encontraba una zona de montaña, así que decidimos trasladarnos a ese lugar.
Luego de varios transportes que comenzaron con el metro, siguieron con un colectivo y finalizaron con un taxi, llegamos al lugar y una vez más México nos sorprendió: de golpe nos encontramos subiendo una montaña cubierta de arboles típicos de montaña, como las diferentes variedades de pinos antiguos, enredaderas, musgos, hongos, un río torrentoso bajando de la montaña, grandes piedras.
Llegamos a un rincón frente al río y nos sentamos en un tronco, preparamos el mate y me invadió una emoción profunda. Sentí a El Bolsón en ese espacio muy similar a la naciente del río Quemquemtreu, esos lugares que dejan una huella en el alma y siempre vuelven. Caminamos, olimos esos perfumes del bosque, fotografiamos las texturas de unos troncos bellísimos, escuchamos el canto de los pájaros y de los insectos, jugamos con mariposas, encontramos una cahorrita perdida, cansada y la cargamos. todo era una atmósfera especial.
Bajamos la montaña siguiendo la pendiente del rio y llegamos a una zona donde habia una especie de parque dentro del bosque: había familias y chicos jugando y le encontramos una mamá adoptiva para la cachorrita, una adolescente del lugar. A Gonza lo siguen todos los perros, sé que le costo entregarla pero no había otra opción. Comimos unos tacos de flor de calabaza y de hongos que vendían en un puestito del lugar y llegamos al barrio donde hicimos una corta visita a la iglesia colonial.
Nos impusimos un descanso y un paseo corto al siguiente dia, asi que fuimos de tarde al gran parque de Chapultepec. Visitamos un espléndido mariposario en el predio del zoológico, muy bien organizado y tuvimos contacto con las mariposas en un ambiente protegido pero muy natural. Durante nuestra permanencia liberaron un grupo de mariposas que tenian su primer vuelo, revoloteaban sobre nuestras cabezas, se posaban en nuestro cuerpo y manos. En un ambiente sin agresión y deseos de posesión todo se equilibra y se armoniza, así debería ser nuestra vida cotideana, en algo le erramos.
(continua en la parte II...)
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