Majahual ya ha quedado en un rincón especial de nuestro corazón, amigos del camino: los uruguayos que nos salvaron con yerba mate, Ivan y su bella novia, mexicanos de grandes sonrisas. Gente del lugar: Tito y su guía de esnorkel, Arturo y su ceviche, Carlos el cubano, el alcalde de Majahual, Margarito... y el gran vendedor de tortas mexicanas (que estaba frente a nuestro hospedaje) que nos alimentó por las noches al ritmo de la música caribeña, el artesano que nos cambio los dos pares de zapatos de gamuza (que trajimos al pedo) por collares destinados a las amigas, la cordialidad de la gente que nos hospedó, "Princesa" la ardillita más dulce y amorosa con la que hayamos compartido cerveza y el grupo de las gordas, compañeras de baile infatigables al ritmo del son y la salsa.
lunes, 16 de julio de 2012
Majahual, segunda entrega
Seguimos compartiendo vivencias en Majahual. Hoy partimos para Tulum.
Majahual ya ha quedado en un rincón especial de nuestro corazón, amigos del camino: los uruguayos que nos salvaron con yerba mate, Ivan y su bella novia, mexicanos de grandes sonrisas. Gente del lugar: Tito y su guía de esnorkel, Arturo y su ceviche, Carlos el cubano, el alcalde de Majahual, Margarito... y el gran vendedor de tortas mexicanas (que estaba frente a nuestro hospedaje) que nos alimentó por las noches al ritmo de la música caribeña, el artesano que nos cambio los dos pares de zapatos de gamuza (que trajimos al pedo) por collares destinados a las amigas, la cordialidad de la gente que nos hospedó, "Princesa" la ardillita más dulce y amorosa con la que hayamos compartido cerveza y el grupo de las gordas, compañeras de baile infatigables al ritmo del son y la salsa.
Majahual ya ha quedado en un rincón especial de nuestro corazón, amigos del camino: los uruguayos que nos salvaron con yerba mate, Ivan y su bella novia, mexicanos de grandes sonrisas. Gente del lugar: Tito y su guía de esnorkel, Arturo y su ceviche, Carlos el cubano, el alcalde de Majahual, Margarito... y el gran vendedor de tortas mexicanas (que estaba frente a nuestro hospedaje) que nos alimentó por las noches al ritmo de la música caribeña, el artesano que nos cambio los dos pares de zapatos de gamuza (que trajimos al pedo) por collares destinados a las amigas, la cordialidad de la gente que nos hospedó, "Princesa" la ardillita más dulce y amorosa con la que hayamos compartido cerveza y el grupo de las gordas, compañeras de baile infatigables al ritmo del son y la salsa.
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jaja muy bueno!!Q lindo lugar eh!
ResponderEliminarQue belleza!!
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